Entrevista a Ana Ramírez de Ocáriz Sorolla, sexóloga de EMAIZE Centro Sexológico, formadora del curso online Aniztasun sexuala: gizon eta emakume izateko era anitzak / Diversidad sexual: infinitas maneras de ser mujeres y hombres
- En la actualidad se han abierto diversos debates a nivel social, como el PIN parental o la llamada “Ley trans”. ¿Repercute en la atención a la sexualidad?
En los últimos tiempos estamos viendo cómo aspectos de la atención a la sexualidad que creíamos incuestionables, como la consideración de que la escuela o la educación no formal tienen mucho que aportar a una educación sexual de calidad, vuelven a ponerse en cuestión. No podemos dejar que el llamado “PIN parental” y la combatividad de la extrema derecha tengan la menor influencia en nuestro trabajo.
La polémica sobre la llamada “Ley trans” también debe ser superada. Bajo mi punto de vista, sólo cada sujeto puede decir quién es, cuál es su identidad sexual. Nuestra tarea como agentes educativas es poner las condiciones para que esto sea una realidad en nuestro entorno más cercano: crear espacios de convivencia seguros, que no sólo respeten, sino que cultiven la diversidad sexual, de las diferentes maneras de ser, desear o expresarse como el sujeto sexuado (la mayoría como mujeres y como hombres) que cada cual es.
- Supongo que esta perspectiva estará recogida en los objetivos del curso que vais a impartir
En la larga trayectoria de nuestro trabajo siempre hemos tenido presentes los mismos objetivos: que cualquier joven se conozca, se comprenda, se acepte como el chico y la chica que es (solemos hablar de “sujeto sexuado” para que la persona que no se sienta ni chica ni chico no se sienta excluida de estos objetivos), y que pueda crecer y expresarse con total libertad y respeto en su entorno.
Es por eso que nos planteamos un doble objetivo: prevenir situaciones de rechazo o agresiones hacia a quien se le considera “diferente” y, lo que es más importante, desarrollar estrategias colectivas para visibilizar y valorar la diversidad de expresiones, de maneras de ser…
- ¿Cuáles creéis que son las claves educativas para cultivar la diversidad?
El punto de partida es la autorreflexión como agentes educativos sobre los propios valores y actitudes ante la diversidad, ya que fácilmente se puede caer en la combatividad reivindicativa. Es la propia profesora, el monitor del gazteclub… la mayor y más eficaz herramienta educadora. Así que mirarse hacia dentro es fundamental.
También es importante la reflexión colectiva del equipo educativo, con el fin de consensuar unos criterios mínimos que permitan un modelo educativo de cultivo de la sexualidad, coherente y donde quepan todos los modos de ser mujeres y hombres, sin jerarquías.
Creemos que las estrategias inclusivas, como la no presunción de la heterosexualidad o el uso de un lenguaje donde quepamos todas las personas y que visibilice todas posibilidades de deseos, de familias, cuerpos, roles, identidades… son una buena clave educativa.
Por último, pero no menos importante, sería interesante que tuviéramos en cuenta la interseccionalidad, presente irremediablemente en la realidad juvenil. Por interseccionalidad nos referimos a aquellas categorías sociales que crean desigualdades, y que pueden generar mayor vulnerabilidad, por ejemplo, el hecho de ser chica musulmana, lesbiana y pobre. Todo ello contribuirá a generar espacios sensibles que fortalecerán ambientes inclusivos y respetuosos.
- En estos tiempos que dificultan el contacto humano, ¿cómo os planteáis la impartición de este curso?
Nuestra intención es intentar humanizar al máximo la formación telemática, por lo que el planteamiento es similar al del modo presencial: generar un ambiente que permita reflexionar colectivamente, en donde podamos expresarnos con libertad y respeto. Para ello plantearemos, a partir de conceptos teóricos, dinámicas y actividades que la plataforma online permite, para generar reflexiones colectivas.