Pornografía y educación: un abordaje integral para un problema global
Entrevista a Raúl Marcos Estrada
El desarrollo de la tecnología digital ha provocado una expansión masiva de la pornografía sin precedentes en la historia de la humanidad, ¿qué consecuencias está teniendo esta expansión?
Las personas nunca antes habíamos consumido tanto porno. Hoy en día la oferta pornográfica es ilimitada, gratuita, algo que no había pasado anteriormente y está disponible las 24 horas del día, con una sola condición: disponer de conexión a internet. Al principio de esta expansión del porno, cuando internet estaba vinculado a un ordenador fijo, las familias, con un buen control parental en el ordenador, podían evitar que sus hijas o hijos se expusieran a material pornográfico. Sin embargo, desde que la tecnología digital ha permitido poder llevar internet en el bolsillo, evitar esta exposición es casi imposible.
Este es uno de los principales problemas que plantea hoy la pornografía, que llega incluso a quienes no la buscan. Se ha producido una exposición involuntaria a materiales pornográficos e incluso aquellas niñas o niños que no disponen de móvil, también pueden ver material pornográfico en el móvil de sus amistades.
Las personas empiezan a ver porno a edades muy tempranas (que van desde los 7 a los 12 años de media), es decir, en muchos casos antes de que su dimensión erótica haya podido desarrollarse. Esto hace que ni siquiera puedan comparar lo que ven con su vida erótica, que aún no se ha desarrollado y muchas niñas y niños se acercan a la pornografía desde la curiosidad y con la intención de “aprender”. Hemos de tener en cuenta, que para todas aquellas personas que no tienen una educación sexual de calidad, el porno se ha convertido en el libro de instrucciones, con el peligro que eso conlleva.
¿Qué efectos puede tener en el desarrollo psico-sexual y erótico de las personas al consumir porno desde edades tan tempranas?
Lo cierto es que, si buscamos en internet esta cuestión, encontramos cantidad de artículos y noticas que hablan desde que las personas que consumen porno son más infieles en sus relaciones de pareja, hasta que la pornografía en exceso, puede provocar dificultades en el control eyaculatorio o problemas de erección. También hay quienes afirman que la pornografía puede ser adictiva, convirtiéndose en un problema de salud grave.
En mi opinión, muchas de estas afirmaciones no son ciertas (o al menos son muy matizables) y creo que tienen que ver con un tratamiento sensacionalista del tema. Sin embargo, no creo que el consumo de porno desde edades tan tempranas sea inocuo. La pornografía está construyendo un imaginario erótico colectivo en el que hay una normalización de las actitudes violentas, frente a una devaluación de la ternura o el romanticismo, que no tienen cabida en este modelo pornoerótico.
Por otro lado, la pornografía nos muestra una masculinidad hegemónica basada en la fuerza, en la toma de iniciativa, siendo ellos quienes marcan las reglas, frente a una feminidad complaciente que sitúa a las mujeres como meros cuerpos multi-penetrables y siempre a disposición del placer masculino: hombres deseantes en un rol de sujetos activos y mujeres deseables, pero sin capacidad para desear, en un rol pasivo. Todo esto va en contra de ese objetivo que nos hemos marcado como sociedad que es el de alcanzar una igualdad entre los sexos.
Y otro efecto que puede tener la pornografía es que genera mucha ansiedad en gran cantidad de chicas y chicos, que creen que no van a estar a la altura de lo que el porno está marcando. Por lo tanto, creo que está contribuyendo a hacer personas más inseguras a la hora de tener relaciones eróticas compartidas, ya que muchas veces se olvidan de lo que desean para empezar a hacer lo que creen que deben hacer, representando una especie de papel de lo que se supone que son las relaciones entre las personas.
Como sociedad, ¿estamos abordando este tema de manera adecuada?
Hoy en día se habla mucho más de la pornografía que hace unos años, tanto en las aulas, como otro tipo de espacios formativos y un ejemplo es este propio curso. Sin embargo, creo que no estamos abordándolo de una manera integral. Hacen falta muchos más contrapesos educativos y los que hay no llegan a todas las personas. En el informe que publicó Save the Children en 2020 sobre el uso de pornografía en adolescentes, el 48% de las personas encuestadas validaban el porno como fuente de aprendizaje y el 30% reconocía que el porno había sido su única fuente de información sobre cuestiones relacionadas con la erótica. Esto quizá nos tiene que hacer reflexionar sobre de qué les hablamos cuando hacemos educación sexual, ya que quizá le damos demasiada importancia a la prevención de riesgos y dejamos de lado temas como el deseo, el placer o la erótica en general. Eso hace que las dudas que las personas más jóvenes puedan tener sobre esas cuestiones, se estén resolviendo a través de la pornografía.
Para abordar este tema, hemos de hacer una educación sexual integral, que no sólo esté basada en la prevención, sino que ayude a desarrollar la dimensión erótica de todas las personas.
