La digitalización en la vivencia de la sexualidad
Entrevista a Raúl Marcos Estrada
Hace ya algo más de tres décadas la tecnología digital llegó a nuestras vidas. Esto ha traído consigo grandes cambios que afectan a muchos aspectos de la vida cotidiana. ¿Cuáles han sido los principales retos educativos que nos ha planteado este desarrollo digital?
Efectivamente, el desarrollo de la tecnología digital ha propiciado grandes cambios en muchos aspectos de la vida de las personas. La comunicación, el acceso a la información, el entretenimiento, las formas de relacionarnos e incluso el cómo construimos nuestra identidad, se han visto profundamente afectadas por este desarrollo tecnológico. En cuanto a la comunicación, la era digital ha pulverizado el tiempo y el espacio, y en lo que se refiere a las relaciones entre las personas, nos ha dado la posibilidad de comunicarnos de manera sincrónica con personas que pueden estar a cientos o miles de kilómetros.
Por otro lado, la aparición de las redes sociales online, ha supuesto el que se creen nuevos espacios de socialización, con nuevas reglas y con códigos distintos a los que se dan en los espacios analógicos. Pero sobre todo las redes se han convertido en un gran elemento de presión social, con una influencia mayor de la que puede tener incluso el grupo de iguales. Para muchas personas las RRSS online son el espejo en que mirarse y sobre todo el espejo en el que compararse. Esta constante auto-observación y comparación, ha influido en cómo construimos nuestra identidad. A los tradicionales factores identitarios, como pueden ser la forma de vestir, la pertenencia a distintas tribus urbanas o la música que escuchamos, se han unido nuevos factores de construcción de la identidad, dando lugar a una nueva dimensión identitaria que tiene un marcado caracter digital.
Además, la vivencia de muchos aspectos de la sexualidad se ha digitalizado, como podrían ser los procesos de seducción y cortejo, el acceso a las primeras relaciones eróticas compartidas, la construcción de la pareja o la influencia que está teniendo la pornografía en la construcción de un imaginario erótico colectivo.
Abordar de manera educativa todas estas cuestiones, nos obliga a hacerlo de una manera integral cuando se hace educación de los sexos.
¿Quieres decir que la educación sexual ha de abordar todos estos temas digitales?
Si pretendemos hacer un abordaje integral de la sexualidad de las personas, no podemos dejar de lado todas estas cuestiones digitales. Es un error de base considerar la educación digital como algo independiente de la educación sexual, por lo que todas aquellas personas dedicadas a educar han de tener la formación y los recursos necesarios para que puedan digitalizar su agenda educativa.
La educación digital no puede seguir viéndose y, sobre todo aplicándose, de forma independiente que la educación sexual. Hemos de implementar herramientas y claves que tengan en cuenta esta nueva dimensión digital de las personas, que impregna gran parte de aspectos que tienen que ver con su dimensión sexuada. Hacer educación sexual sin tener en cuenta la educación digital, es hacer una educación incompleta y, por tanto, ineficaz. Sobre todo, porque cuando quien educa no tiene los conocimientos digitales mínimos, corre el riesgo de abordar estas cuestiones desde dos posiciones: una en la que se le resta importancia a todo lo digital, permitiéndolo y otra en la que se considera que lo digital encierra grandes peligros, por lo que se prohíbe. Es decir, se aplica un eje normativo desde la permisividad o la prohibición.
Hacer una educación de calidad supone actuar desde un eje de cultivo que permita que ayudemos a las personas a desarrollarse en su singularidad, a conocerse, a aceptarse y a expresarse de una manera positiva, tanto en el ámbito analógico como en los digitales.