- En los últimos meses hemos visto cómo el tema de la pornografía y su influencia en niñas, niños y adolescentes, se ha situado en el centro del debate social y la pornografía se ha convertido en la nueva gran amenaza, ¿es exagerada esta idea?
La masiva expansión de la pornografía derivada del desarrollo de internet es un factor que sin duda está influyendo en la construcción de la dimensión erótica de las personas, pero no es el único factor y tampoco el más importante. Lo que sí parece claro es que estamos dejando que la pornografía se convierta en fuente de aprendizaje y quizá en esa cuestión no estemos haciendo bien nuestro trabajo.
Es necesario tomar medidas educativas, ya que el verdadero problema es la ausencia de un tratamiento integral de la sexualidad desde edades tempranas. Mientras esto sea así, mientras haya personas que no tengan acceso a una educación sexual de calidad, el porno seguirá siendo el libro de instrucciones con el que se (mal)educan niñas, niños y adolescentes.
Quizá también haya que tomar medidas que regulen el acceso de las y los menores a contenidos pornográficos. Hoy en día la oferta pornográfica es ilimitada, gratuita (algo que no había pasado anteriormente) y está disponible las 24 horas del día, con una sola condición: disponer de conexión a internet. Al comienzo de esta expansión del porno, cuando internet estaba vinculado a un ordenador fijo, las familias, con un buen control parental en el ordenador, podían evitar que sus hijas e hijos se expusieran a material pornográfico. Teniendo en cuenta que es a través del móvil por el que acceden a dicho contenido, es sensato retrasar el momento en el que se les da el primer móvil. Esto es algo que no se está haciendo, y desde luego es una responsabilidad de las familias.
Las personas empiezan a ver porno a edades muy tempranas (que van desde los 7 a los 12 años de media), es decir, en muchos casos antes de que su dimensión erótica haya podido desarrollarse. Esto hace que ni siquiera puedan comparar lo que ven con su vida erótica compartida, que aún no se ha desarrollado. Además, muchas niñas y niños se acercan a la pornografía desde la curiosidad y con la intención de “aprender”. La sexualidad no es una cosa menor en la vida de las personas y la curiosidad ante ella siempre va a estar presente. Satisfacer esa curiosidad innata, natural y esperable con otro tipo de materiales adaptados a su nivel madurativo es otra de las medidas que se deberían tomar.
- ¿Cuáles podrían ser las repercusiones en el desarrollo psico-sexual y erótico de las y los menores al exponerse al consumo de pornografía desde una edad tan temprana?
Si buscamos información al respecto nos encontramos con numerosos artículos y noticias que trasmiten distintas opiniones: desde la afirmación de que quienes consumen material pornográfico son personas más propensas a tener actitudes violentas en sus relaciones de pareja, hasta la idea de que el exceso de pornografía puede ocasionar dificultades en el control eyaculatorio o problemas de erección en los varones con pene. También se argumenta que la pornografía puede convertirse en una adicción, constituyendo así un problema grave para la salud.
Desde nuestra perspectiva, muchas de estas afirmaciones no son completamente ciertas (o al menos requieren ciertos matices) y parecen derivar de un tratamiento sensacionalista del tema. Sin embargo, no podemos pasar por alto el hecho de que el consumo de material pornográfico desde edades tempranas no carece de consecuencias. La pornografía contribuye a la construcción de un imaginario erótico colectivo que normaliza actitudes violentas, al mismo tiempo que desprecia la ternura, los afectos y el romanticismo, los cuales carecen de espacio en este modelo pornoerótico.
Además, la pornografía perpetúa una representación de la masculinidad hegemónica basada en la fuerza y la toma de iniciativa, donde los hombres establecen las reglas. Esto contrasta con una representación de la feminidad sumisa, que sitúa a las mujeres como simples objetos multi-penetrables, siempre disponibles para el placer masculino. Esta dicotomía va en contra del objetivo de alcanzar la igualdad entre los sujetos sexuados que como sociedad nos hemos propuesto.
Otro efecto perjudicial de la pornografía es la ansiedad que genera en muchos jóvenes, quienes sienten la presión de estar a la altura de los estándares que la pornografía establece. Esto contribuye a la inseguridad en las relaciones eróticas compartidas, ya que a menudo se olvidan de sus propios deseos para conformarse con lo que creen que se espera de ellos, adoptando un papel predefinido en las relaciones humanas.
- ¿Se están tomando las suficientes medidas educativas para abordar de manera adecuada la influencia de la pornografía?
Hoy en día se habla mucho más de la pornografía que hace unos años, tanto en las aulas, como en otro tipo de espacios formativos y un ejemplo es este curso que ya se celebró el pasado año y se reedita en 2024.
Hace unos meses ETB emitió la serie documental “Generación Porno” que tuvo mucha repercusión social y ayudó a que se abordara el tema desde la familia. La campaña de EMAKUNDE con motivo del 25N también ha situado al porno en el centro del debate como elemento que favorece la violencia hacia las mujeres. Sin embargo, el tema de las violencias machistas es algo multifactorial.
En este sentido la pornografía es una de las múltiples variables y quizá no sea la más decisiva. Hacen falta muchos más contrapesos educativos y los que hay no llegan a todas las personas. Han pasado cuatro años desde que Save the Children publicó el informe “(DES)Información Sexual”. Fue una especie de bofetada de realidad y la repercusión social también fue enorme. Si comparamos los datos de 2020 con los de informes más recientes, vemos que lejos de mejorar, han empeorado, eso nos hace pensar que quizá no estemos haciéndolo del todo bien.
Para abordar este tema de forma adecuada, hemos de hacer una educación sexual integral, que no sólo esté basada en la prevención, sino que ayude a desarrollar la dimensión erótica de todas las personas. Si somos capaces de conectar a las personas con sus propios deseos, la influencia que pueda tener la pornografía será mucho menor y menos importante, pero para ello ha de haber un acompañamiento a lo largo de todo el desarrollo de niñas y niños. Un acompañamiento que les ayude a conocerse, a aceptarse y a expresar su dimensión sexuada de forma positiva en todas sus relaciones, no solo en las eróticas.